Autopsia

Cual cristo crucificado estas ahí,
muerto y desnudo.
Todos te observan con detalle,
miradas flagelantes.
No sabes si es morbo o algo más.

Buscan un nombre en tus huellas y dientes,
un nombre para el informe… papeleos, solo papeleos.

Te cubren la cara con tu cuero cabelludo,
quizás para no verte, quizás por si despiertas.

Y la sierra comienza a sonar,
tu cabeza se destapa cual frasco de sesos.
Ya no importa si veías o no noticias,
te iras informado, relleno de diarios.

¿eras hablador o callado?
¿te rompieron el corazón?
¿apendicitis? ¿cálculos renales?
¿un hueso roto? ¿cáncer al pulmón?
¿hígado cocido quizás?

No por favor, no te molestes en responder,
que importa ahora…
ahora que tu lengua fue arrancada,
ahora que tu corazón fue triturado,
que todos tus órganos están revueltos en
una misma olla que es tu torso abierto.

Los cuchillos suenan al chocar
con el metal sobre el que yaces inerte,
ese metal frió, frió que claro, ya no sientes.

Toman de ti lo justo y necesario,
recogen tus pedazos, ya todo apesta.
Apestas tu, apesta la rutina de cercenar
desconocidos a diario.

Sacan la enorme aguja y te cosen,
muñequito de trapo relleno de papel
y sangre coagulada.
Ya nadie juega contigo, ya no les sirves,
ya no eres lo que eras.

Tu alma mira el espectáculo de lo alto,
yo lo observo y huelo a metro y medio.
Piensas que una muerte natural te hubiera
salvado de ser conejillo.
Pienso que ser vegetariana me ayuda a ignorar
que “eso” fue persona, no animal.

Cita en el quirofano - Panda