El nunca bien ponderado hachazo

Thursday, May 3, 2007


Ayer me fui de carrete con varios amigos, los temas fueron los habituales y con un Ron Matusalem como arma de batalla nos atrincheramos en el Cabo Frio de Manuel Montt, gueveo por doquier como siempre, pero la resaca con la que cargo hoy me hizo razonar sobre un tema que ha estado dando vueltas en mi masa encefálica mononeuronal desde hace mucho tiempo.
En mi humilde opinión, existe una evidencia inexorable del paso del tiempo sobre nuestros organismos, y esa es, tajantemente, el aguante en los carretes… y mas que el aguante en los carretes, el aguante de la caña al día siguiente.
Por lo menos a mi me pasa con mi propia caña, el maldito hachazo del día después se me ha hecho insoportable. Pero eso es ahora, recientemente, porque antes era muy, pero muy diferente.
Cuando comencé mis adolescentes incursiones en el mundo del carrete estaba bien metido en los deportes, en La Cruz, mi ciudad natal, jugué balonmano y volleyball durante mucho tiempo y a pesar de que era un pendejo de 15 o 16 años entrenaba con los adultos en el gimnasio “La Chirimoya”, el coloso de Av. 21 de Mayo (nota aparte, se llamaba así porque su techo asimilaba la textura de una chirimoya, cosa que era una mierda porque siempre se llovía y el audio era asqueroso para los recitales) , en ese tiempo, podía carretear hasta las 4 de la mañana un día viernes, llegar reventado a la casa y el sábado levantarme a las 8 para ir a entrenar o a jugar un partido de volley, y con cero… cero caña, tomaba mi leche caliente y rendía al máximo en un partido súper exigente, no era un “Crá” (léase como Matías Fernández) pero rendía. En los primeros años de la U también, estudiábamos y/o carreteábamos (ambas juntas o por separado) hasta altas horas de la madrugada y al otro día igual paraditos pa’ la prueba, es mas… recuerdo algunas ocasiones en las que carreteaba el sábado en la noche y al otro día me despertaba muy temprano a estudiar integrales dobles y triples… lo hacía, tenía ese poder de recuperación, cual estrella de mar cuando le cortan un brazo.
Pero ahora, la cosa cambió un poco… el fin de semana tuve un cototo asado en la casa de mi polola, vimos amanecer conversando y echando la talla, pero al otro día… la debacle fue de proporciones, recién pude abrir los ojos a las 4 de la tarde, y porque me despertaron pa’ ver el partido del Colo (Por cierto, chunchos ratones, futbol no es colgarse del arco), el sol hacía estragos en mis recientemente operadas corneas y tenía un cenicero en el hocico, tosía y me salían colillas de cigarro, mi estómago era un caldo bacteriano increíble y me dolía hasta el último pelo de mi cabeza, o sea lo que se llama caña… con todas sus letras… ese día domingo fue horrible, no podía coordinar, los movimientos espasmódicos se repetían y andaba más lento que rio de ulpo, hace tiempo que no me veía así, que horrible, hace unos cuantos años atrás, me habría jugado una pichanga y a las 5 de la tarde me hubiese empinado una cerveza, pero ahora, con suerte aguantaba una agüita de hierbas y galletitas de soda.
Ahora, con esto de la pega, también se forma la cultura de carretear en día de semana, práctica bastante habitual de los profesionales jóvenes y como tengo unos amigos malitos pal gueveo, en nuestro grupo se hace bien habitual, pero también se sufren los estragos de la caña en la oficina. Lo terrible del cuento es que tus colegas te cachan al tiro, porque con las razones anteriormente dichas, la caña no te permite funcionar si no es con lentes oscuros frente al computador y la botella de Vital de litro y medio sobre el escritorio, y pal almuerzo, mientras todos se engullen su hamburguesa de “carne” con doble “queso”, tu saboreas tu sobria ensaladita, con poco aliño.
En fin, yo creo que hay que buscar una solución a este cuento, si algunos de ustedes, amables lectores, ha sufrido de este mal y encontró la solución para fortalecer el organismo el día después de la batalla favor entregar la receta, compartamos el conocimiento adquirido, y ayuden a este pobre y cañufliento mortal.

8 comentarios:

Anonymous said...

Misteriosamente nunca quedo mal... y creo que la forma esta en consumir unso tragos y no que los tragos te consuman.

Solo eso.

Angie said...

El unico secreto es tomar de lo mismo toda la noche
si empezamos con cerveza, terminamos con cerveza; si empezamos con sour, terminamos con sour; si empezamos con ron cola, con ron cola hasta el final...
no te aseguro ke uno no se embriague, pero al otro dia, te tomas un litro de agua al seco y estas listo pa la otra...

Angie said...

by the way...soy muy pastel para entender instrucciones...pero me gusto el blog. Creo ke tengo un par de neuronas ke hacen sinapsis.
Así ke mi mail es angie-2012ad@hotmail.com
por si me dejan escribir...
ahhh otro dato pa la caña...polvos alcalinos antes de empezar a beber...

Clau said...

El mejor secreto pa pasar el hachazo es el rico cafesito preparado por...(dejar a gusto de c/u) y con un rico colegial (golosina) para acompañar. ohg es lo mejor!
"hace ya un tiempo que me enjuago la boca con ron"
santo dios! tengo 16...
un saludo! desde mi lugar exéntrico
Nos leemos!
bye

atte: para usted "La chica del verano robado"

en efe eme said...

naah, mejor ahorrarselo, comer y tomar a la vez
xD!
baii



(me han contado)

Dane said...

najaaajaja
mal ponderada
pero siempre bienvenida XD
bye

AteNea said...

Hola ni se como llegue acá, yo no tomo muxo.. y cuando lo hago se nota, aunque sea medio vaso,ajaja.. moraleja tomar lo justo y necesario..

bye.

Tenebras_ said...

soy invulnerable sólo si no hago muchas mezclas, la otra vez lo hice y el dolor de cabeza no fue superado hasta las 4 de la tarde. Toma bueno y de lo mismo