Sobre Las Esperas

Soundtrack: Selección de Iron Maiden (galopemos todos con el bajo de Harris: The Trooper, Caught Somewhere..., The Wicker Man, etc).

El tema es el siguiente y llevo madurándolo cierto tiempo: Esperamos demasiado, así de simple. Nos pasamos el día entero en pérdidas por espera y ya estaba bueno que alguien se quejara en su blog. Tomo cartas del asunto. Lo que se menciona es completamente real.

Esperamos la micro y vamos sentados en ella, a veces sin siquiera el placer de poder escuchar la música que nos gusta, por varias alternativas: Al que va al lado le puede bajar el instinto comunicacional de manera desesperada, las pilas se pueden agotar o, pero aún, alguno de nuestros músicos criollos puede subirse, acallando con sus décibeles el escaso poder que producen un par de fonos. Se reduce en que esperamos en la micro, ¿Cuánto? Unas dos horas diarias, ya que la mayoría de los que vivimos en Santiago tenemos la manía de vivir lejos de donde trabajamos/estudiamos.

Esperamos frente al computador, indiscutiblemente. Frente al monitor nos sentamos y vemos como se carga, ya que, incluso afinado, no falta el "mo-fo" (American Joke) que le instala alguno de esos virus de clara ineficacia (igual se te va a infectar la maquina tarde o temprano, aunque te hayas bajado la mega-power-ultra-última versión). Los programas, cada vez los hacen más pesados cosa que tienes que tener las últimas piezas del mercado para que ande decente, ergo, esperamos a que los programas realicen, cansinamente sus funciones. ¿Alguien te mandó un guiño por messenger? Se te puede poner lento, uno nunca sabe. Si no es high tech última generación, vas a tener que esperar frente a la pantalla. Debes esperar a que se bajen las cosas, desde la actualización de rigor, pasando por los archivos que te mandan, hasta la música que bajas, todo. Si estás metido en el negocio o hobby de hacer páginas o subir cosas en la red, debes esperar el traspaso con paciencia, ya que los server son lentos en la subida. Más tóxico si estas editando "detallitos" en una página subida. Te puedes mandar toda la noche esperando.

Esperamos en la Universidad, que nos den las notas, que el profe llegue a tomarnos la prueba, que el mismo viejo que nos reta con un "Sr. Junge, en la vida laboral Ud. no se puede dar el lujo de llegar cinco minutos tarde" llegue con media hora de retraso, claro, el lindo tiene responsabilidades mayores, puede darse el lujo. Esperamos que nos atienda la coordinadora, que cuelgue el telefono (en un minuto despotricamos contra ellos) para que nos arregle el infaltable tope de dos ramos que tienes que tomar el mismo semestre para no estar un año más en la U. Esperamos a que el amigo buena onda que nos va a "bajar" (Universidad en la precordillera, la nueva manía, mientras más lejo e inaccesible al peatón, más cool) salga de clases, ya que justo ese día que esta lloviendo y estamos resfríados y cagados de sueño, le bajó la responsabilidad de ir a clases.

¿Dije telefonos? Gran azote de la humanidad. ¿Cuántas conversaciones que sostenemos no son interrumpidas por ese aparatito? A veces pienso que si realmente quieres la atención de alguien, llámalo, no lo vayas a ver, por favor! Estás de lo mejor hablando, o ni siquiera, escuchando la historia y justo cuando se pone interesante... RING RING y ahí estamos, con cara de ¿Qué hago? esperando a que la persona al otro lado de la línea decida cortar de una vez para no estar aburriendonos. Ni hablar en oficinas. Vayan a ver a alguien a una oficina. Esos aparatitos no te van a dejar, repito, no te van a dejar, hablar con el propietario. Que la factura, que el tipo confundido en la toma de ramos (para el caso de ir a la oficina de algún ser en la U), etc. Y volvemos a esperar....

¿Ya los estresé? Puede ser, alguna de estas cosas les deben haber pasado, y demuestra que no sólo esta sociedad nos estresa por sus video clips con tomas de 1/4 de segundo (la pesadilla del aspirante a bajista que quiere enterarse como su músico favorito hace ese sonido), ni por las exigencias irrisorias de éxito que nos impone estar muy ocupados para sentirnos alguien. No, no, no, el otro lado de la moneda es someternos constantemente a estúpidas demoras sólo para aumentar la ansiedad de la que ya estamos cargados. Imagínense el caso de la socialmente castigada raza de los hiper-algo (hiperkinéticos, hiperactívos, hipertensos, hiperloquesea). Vuelve loco, de veras.

Ahora bien, iba a cerrar, pero queda más! Esperamos que nos paguen, esperamos la serie que nos gusta en el cable viendo puras estupideces a veces por horas. Esperamos que sean las 7 de la mañana en un carrete fome para que pase una micro que nos lleve a casa (y no nos asalten en el intento). Esperamos (los que viven en familias grandes, yo no, god bless me) que sea la hora de comer para calmar las bestias que yacen en nustras tripas, esperamos a que la persona con la que vamos a salir se decida entre la chaqueta verde o la azul. Y para no aburrir más, esperamos que ella (o él. para las lectoras feminas y gays varios que puedan leer esto) se decida de una vez...

Conclusiones de esto son varias. Cómo leí una vez en el Reader Digest (muchos empezaron a leer allí a leer, en la era pre-internet al menos), se te pasaba la Diligencia y esperabas tranquilo a que pasara la siguiente en dos semanas más, no había mucho apuro, ni muchas cosas por hacer. En cambio ahora se te pasa la micro y aquellos cinco minutos son vitales... Somos esclavos de los plazos, los cuales se achican cada vez más y sigue siendo así. Nos estamos convirtiendo en el conejo de Alicia (La del pais de las maravillas, Lewis Carroll) que miramos el reloj a cada rato en busca de que? de la eficiencia? Nada de eso, en busca de enfermarnos de los nervios, nada más. Es por eso que en una encuesta que se hizo por ahí, los ejecutivos admitían que sus mejores ideas se les ocurrían en el water. Es el único lugar donde puedes estar pausado 10 minutos al menos (aunque también debas esperar).

Y cierro, ahora sí.

HAJ.-